viernes, 17 de diciembre de 2010


Bueno, el viaje llegó a su fin. Esta locura, esta aventura demencial, se gestó en un viaje de ida y vuelta en el día a Vitoria, hace ya dos años. Mucho ha cambiado en el mundo, demasiadas cosas, pero la verdad, con el parón y todo, la historia se ha mantenido inalterable. Así ha salido, como la habéis ido leyendo, loca, oscura, irracional y, sobre todo, con mucho entusiasmo. La verdad es que estos últimos meses he purgado muchos demonios escribiéndola y en muchas ocasiones hubiera preferido estar a de verdad ahí, matando girasoles mutantes, que en la vida real. Pero la verdad es que hay poco del valeroso y terrible Peter Connors en mí, quizás solo lo autodestructivo, jajajajaja. En fin, el resto de personajes creo que han salido bastante bien y todos sus representantes en la vida real han quedado satisfechos, sobre todo Monu, estoy seguro, mi querido Javier Puente, que ha visto como su Bridge ganaba enteros y se convertía en un personaje crucial en la historia. La verdad que es algo que no había planeado, pero es algo que me encanta de escribir, cuando las historias se transforman en criaturas escurridizas y empiezan a escapársete de las manos y a tomar sus propias decisiones.
Y parecía mentira, hace dos años, cuando la empecé y dejé abandonada. Pero ahí vamos, con el último capítulo. Espero que al menos un buen rato que otro os haya dado esta locura, y solo daros mil gracias por haberos molestado en leer las bobadas que se me iban ocurriendo en los viajes del curro, o en el autobús, o por la calle. Yo por mi parte seguiré con este blog, al tiempo que intentaré resucitar el original, Entre las sombras, y ya hay un par de historias más en el tintero para Weird Tales. Una se llamará Los ochentenos, y estará protagonizada por mi mejor amigo, Angel Méndez, al que habéis visto en el papel estelar de Jeremiah Kiskembauer, pérfido Líder de la Corporación, y por el grandísimo, Javier “Monumento” Puente. También tengo algo de zombis en mente y alguna que otra idea más, así como tengo pensado regalar al los más asiduos con un epílogo extra para cada uno de los personajes principales de los girasoles, que iré escribiendo de tiempo en tiempo, estad atentos. Y como último regalo, os dejo los bocetillos que hice una tarde de algunos de los personajes de esta delirante saga. Así que nada, una saludo, mil gracias y sin más dilación os dejo con los dibujos y el último capitulo de La invasión de los girasoles mutantes.  Hasta ponto.







La Invasión de los girasoles mutantes
Episodio 29: Héroes y celebraciones
Bridge se estira en la cama. Una cama, parece que hacía mil años que no descansaba en una. Le duele todo. Pero todo, todo. Mira el techo de la habitación, excavado en la roca, y se pregunta cuanto tiempo pasará antes de que la gente pueda tener aire libre y techos normales otra vez sobre sus cabezas. Un segundo después se pregunta si realmente ese día llegará, si el mundo no estará herido de muerte. Luego sonríe. No entiende muy bien como demonios un tipo como él se ha convertido en el héroe que ha salvado el mundo. Las vueltas que da la vida. Sí, está claro que Johnnie, Peter, Helen y todos los demás también han tenido su parte importante, pero hay que reconocer que fue él el que asestó el golpe final cuando Johnnie estaba ya derrotado. Sí, fue un golpe que casi falla y sí, casi rompe el dispositivo que destruía a los monstruos, pero al final todo ha salido bien. Pobre Martin, casi va a echar de menos sus interminables y escatológicas chácharas. Pobre Betsy, piensa de repente, era un buen trasto. Ahora que los caminos van a ser un poco más seguros hubiera sido un buen plan recorrerlos con aquel armatoste. Pero no había otra forma de entrar en el edificio. Se levanta y se viste trabajosamente, un buen desayuno quizás le ayude a recuperar fuerzas, mira el reloj. Las cinco de la tarde. Parece que ha dormido un poco más de lo que había pensado.
Recorre los pasillos de la ciudad subterránea y es evidente que la gente aun está de celebración. Le cuesta avanzar entre el gentío porque cada dos por tres alguien le para para darle las gracias e incluso, aun no se lo cree, ve como un grupo de chicas le sonríen y hablan entre ellas. Nota que el calor se le agolpa en las mejillas, más cuando ve que una de ellas, una morena de ojos claros, se le acerca y sin decir ni hola, le coge la cara y le da un beso en los labios. Bridge está segurísimo de que el corazón se le va a salir por la oreja derecha de un momento a otro. Cuando la chica deja de besarle le sonríe y le dice:
-Gracias, nos has salvado a todos.
Luego ella y las demás se alejan entre risitas. En ese momento piensa que por fin sabe como se debían sentir los soldados americanos a su paso por Europa en la Segunda Guerra Mundial. Y piensa que él será un veterano de la guerra contra los girasoles, lo que hace que el pecho se le hinche de orgullo. Bridge se ha olvidado un poco del hambre, más que nada por que el estómago lo tiene en ese momento más o menos por la pelvis y no sabe cuando volverá. Pero se dirige al bar de todos modos.
En el bar, cosa bastante normal, esta Peter. Tiene una garra metálica llena de cerveza delante de la cara y la cabeza apoyada sobre las manos en la barra.
- ¿Cómo estás, Héroe? –Le pregunta.
Peter gira la cabeza y le sonríe.
- Te gusta esto, ¿eh?
- Joder, no todos los días puede uno ser un héroe. ¿Y a ti qué te pasa? ¿No estás contento?
- ¿Yo? Claro, tengo una jarra de la rica cerveza de Sergei –en ese momento el enorme camarero de negra barba y negra melena pasa junto a ellos y corresponde el brindis que le ofrece Peter con otra jarra. El sonido metálico de las dos jarras al chocar es de lo más reconfortante.
- ¿Qué te pongo, amigo? –le pregunta el camarero.
- Pues hay hambre –nada le quita el hambre a Bridge durante demasiado tiempo-así que ponme unos huevos, un trozo de tarta y café.
Sergei se va y vuelve con otra jarra de cerveza.
-Hoy solo se sirve cerveza, amigo, es un día de celebración. ¿O quieres algo más fuerte?
-No, no, cerveza está bien.
-Perfecto –añade el barman con una sonrisa-. En seguida te traigo los huevos.
-Bueno –dice Bridge agarrando la jarra-. Brindemos, ¿no? Por…
-Por los nuevos caminos –termina Peter, pero no sonríe, y Bridge se da cuenta de ello.
-No te vas a quedar, ¿verdad? –dice Bridge de pronto.
-No, viejo amigo, no mucho tiempo.
-¿A dónde iras? –como toda respuesta Peter se encoge de hombros.
-¿Te despedirá,s al menos?
Peter solo sonríe.

Francis Connor limpia su vieja moto. Se está bien allí, con el sol bien alto, lejos del alboroto de la celebración. Supone que es algo que se ha debido hacer en todos las guerras de la historia, celebrar la victoria. El ha celebrado como el que más, pero la sangre de los caídos está demasiado reciente. Limpiar su moto le da paz. Es  más que una moto, es una joya, una Harley Dadvison Fatboys del año 95. Toda una antigüedad. Las partes cromadas le han costado un suplicio,  pero por fin brillan a la luz del sol. Le faltan piezas, aun no puede arrancar, pero limpiarla e ir reconstruyéndola poco a poco le da un poco de normalidad a su vida.
-Es una maravilla –dice una voz a su espalda. Helen se acerca a él y su silueta la recorta el sol con mimo. El sol de la tarde hace que toso seas más lánguido.
-Sí, algún día conseguiré que funcione. Ya verás como ruge.
-Casi he olvidado como era el mundo antes.
-Claro, cuando todo empezó no eras más que una niña.
Los dos se callan uno segundos. Como si n supieran exactamente que decir.
-¿Qué haremos ahora, alcalde? –pregunta por fin la chica.
-Vivir, ¿te parece poco?
-¿No es eso lo que hemos estado haciendo?
-No, criatura, lo que hemos hecho es luchar. Día tras día, de una forma u otra. Pero luchar. Es hora de vivir un poco.
-No suena mal –dice Helen, aunque no sabe muy bien que hacer con su recién adquirida vida.

Johnnie lleva una hora buscando a Doc, le sigue costado llamarle Peter. Así que como no le encuentra, se queda en el bar de Sergei. El bar a está a reventar de gente, y nunca le ha costado demasiado hacer amigos y en ese momento todo el mundo quiere ser su amigo. Al fin y al cabo es un héroe. Después de tres bourbons todo empieza a ir más engrasado y las dudas que le azuzan, los temores que le apremian parecen querer una copa también. Está contando una anécdota, una vez que él y el Doctor se emborracharon tanto que no eran capaces de encontrar a Betsy, que estaba a la vuelta de la esquina. Todos ríen, Pero él solo ríe por fuera, pues no sabe muy bien dónde está su amigo, ese con el que recorrió los caminos sin un destino. No le reconoce en ese ser siniestro que ha vuelto de la tumba, pero es de suponer que él mismo también ha cambiado. Lo siente en como Helen le mira, supone que es un hombre muy distinto del que era cuando se separaron. Y ella es una mujer completamente distinta de la niña a la que perdió años atrás. Todo ha cambiado. Al menos el bourbon no ha cambiado y la sensación que produce tampoco. El mañana, espera, debe estar aun muy lejos, y el mundo es tan amplio como la barra de aquel bar. Y lo demás ya se verá..

La fiesta va acabando y todo el mundo cabalga a lomos del dragón. El licor ha curado muchas heridas, al menos de forma momentáneamente. Casi todo el mundo duerme. Gente en los pasillos, en las estancias, y el silencio después de la tormenta que hace que todo parezca pacífico. Una sombra se abre paso furtivamente entre la gente, casi invisible. Paso junto a Bridge, sentado en el suelo, apoyado en la pared y durmiendo entre los brazos de la chica que le ha besado por la tarde. Peter sonríe, buena suerte muchacho, piensa. Sigue andando entre la gente. Saluda a algunos rezagados de la fiesta y sale a la calle. La noche es tan negra como cualquier otra. Para el devenir de las estrellas todas las tribulaciones humanas no son más que una mota de polvo cósmico. El horizonte difuminado no es de mucha ayuda, la verdad, así que empieza a nadar sin más, cuando la voz de Helen le llega desde la espalda.
-¿No dices adiós?
-No sabía como decirlo.
-Ya. ¿Tampoco te has despedido de tu tío?
-Sí, he pasado a decirle adiós.
-¿Y de Johnnie?
-Sí, bueno, Johnnie no sabe muy bien quién soy ahora mismo. Ni siquiera yo lo sé tampco.
-¿Es un adiós, entonces? –Pregunta Helen.
-¿Quién sabe?
Peter no dice nada más. Helen no sabe tampoco quién se supone que debe de ser ella misma en ese momento. Peter va desapareciendo en la oscuridad. No siente que tenga mucho más detrás de ella misma, pero aquel mundo parece tan grande, que en ese momento le da miedo. Se da la vuelta y vuelve al interior de la ciudad, quizás una cerveza más no venga mal. Es el fin de muchas historias, el inicio de otras, quizá.


The end

Cast

Johnnie Walker:  Juan Izardui
Doctor Spawlding/Peter Connor: Pedro Maza
Bridge: Javier Puente “Monu”
Ben Martin: Benjamín Martínez
Helen: Helen Hache
Ralphy: Rafael Martínez
Francis Connor: Francisco “Paco” Contreras
V: Vero
Sergei: Sergio Encinas
Jacob: Jaco
El Líder, Jeremiah Kiskembauer: Ángel Méndez
El General Xavier: Javier Palou
El coronel Antón Henninger: Antonio Martínez
Silvio Panterini: Javier Martínez “Panteira”
William: Marshal
Betsy: Iveco 3

Todos los demás personajes son ficción y cualquier parecido con personas reales es coincidencia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

snif snif que lastima como pasa el tiempo¡¡¡¡¡ bueno al menos esta bien sentirse alguien importante aunque sea en la ficcion .Echare de menos pasarme por aqui de vez en cuando para ver como avanza la historia , ¡¡¡¡¡¡¡hasta habia cogido cariño a los personajes!!!!!!!

Doctor Spawlding dijo...

bueno, ya lo he avisado, no dejéis de pasaros que hay un epílogo de regalo para los personajes principales en camino. Y más sorpresas!!!

Bardamu dijo...

Parece mentira que haya llegado el final... En fin esperaremos la segunda parte.

Buen año Doc

Doctor Spawlding dijo...

jajaja, si, a mi si que me lo parece, que jamás acabo nada. Buen año también para ti.

Blitzmetal dijo...

Joder, me arreppiento de ser un puto vago de mierda y no haberme leido la historia antes, lo cierto es que me ha encantado, para la mierda de autor que tiene es un relato cojonudo.

P.D. A ver si despues de 11 años empiezas a comprender que Jako se escribe con k :P