martes, 21 de septiembre de 2010

La invasión de los girasoles mutantes

Episodio 24: Un último viaje para Betsy
Las tropas de la Corporación, aunque no puedan creerlo empiezan a replegarse, menos las hordas de girasoles que, ciegos a cualquier sentimiento, temor u orden, siguen lanzando acometida tras acometida desde la retaguardia de los tres flancos del ejército invasor, pero el fuego de los Nephilim es realmente efectivo a la hora de frenarlos.
Mientras las tropas rebeldes salen en pos de los soldados en fuga, en el centro de la plaza tiene lugar una cumbre en la que va a decidirse la más importante de las estrategias. Johnnie y Peter, rodeados de cadáveres enemigos, esperan a que el resto de sus camaradas se reúnan con ellos. Jacob baja del cielo como un rayo, Helen llega corriendo, seguida de dos jadeantes Bridge y Martin y por último, atronando la plaza con las cadenas, el M1 de Connor, que aun sigue en pie, se para delante de ellos. La escotilla se abre y el alcalde baja de un o par de saltos.
-¿Estáis bien? –pregunta Helen a Johnnie y Peter.
- De fábula –responde Peter sonriendo.
-¿Pudrías haber sido un poco más rápido? –Responde Martin.
-¿En qué, en aparecer o en salvar vuestros culos de esa cosa enorme?
-¿Dónde diablos estabas? –le pregunta su tío, el alcalde Connor.
-Tenía que solucionar algunos problemas personales. Esto todo lo que necesitáis saber.
-¿La has…
Helen no se atreve a terminar la pregunta.
-No, eso me convertiría en lo mismo que ella.
-¿Alguien me puede explicar de qué mierdas estáis hablando?
-Basta –interviene Johnnie-, tenemos cosas mucho más importantes que discutir. Alcalde, les hemos cortado unos cuantos miembros, pero si no cortamos la cabeza hora no tendremos más oportunidades.
-Tienes toda la razón. Por esa calle está el rascacielos que sirve de cuartel general. Toda la plana mayor estará recluida allí, pero la seguridad será elevada.
-Eso no importa –dice Peter-. Sí tú y Jacob, con las tropas y los Nephilim, podéis mantener a sus ejércitos entretenidos, Johnnie, Helen los demás y yo entraremos ahí. Lo más importante es llegar a laboratorio conseguir activar el sistema de seguridad que acaba con los girasoles.
-Pues no se hable más –dice Helen-. Bridge, prepara esa vieja cafetera para un ultimo viaje.
-Ni de coña será el último viaje de Betsy –responde Bridge con una sonrisa.

El general Xavier está impaciente. La verdad es que no es un hombre especialmente ambicioso. Solo le preocupa la gloria. La batalla está perdida, pero ahí fuera, solo a unas decenas de metros. Está el guerrero más letal que existe, si se le exceptúa a él mismo, claro. Su papel siempre ha sido el de estratega, pero lo que casi nadie sabes es que fue una de los primeros éxitos científicos de la Corporación. Su poder es enorme, pero en pocas ocasiones ha tenido la ocasión de probarlo. La batalla que ha de decidir el destino del mundo empieza a importarle poco, lo único que quiere es medirse con eso Doctor Spawlding, o Peter Connor o cómo se llame. El duelo final entre dos titanes, Héctor contra Aquiles en versión moderna, la gloria definitiva. Pero Xavier no es ningún necio, así que piensa hacer todo lo posible para que él sea Aquiles. La puerta de su despacho en el bunker subterráneo bajo el rascacielos se abre y Celine entra por ella.
- ¿Quería verme, mi general?
- Sí, Celine, adelante.
-¿En que puedo ayudarle?
- Verás. Esta es una situación muy delicada y esperemos que podamos solventarla con el mayor beneficio para todos. O con el menor de los daños.
-No le entiendo, mi general.
Xavier, sin dejar de sonreír, examina la joven de arriba abajo. La verdad es que es una mujer muy hermosa, casi sentirá tener que hacerle daño. Espera que ella coopere y no tenga que estropearla mucho.
-Celine. Esto quedará entro nosotros dos. Te aseguro que no le diré nada a nuestro amado Líder, porque mi interés en este caso es estrictamente personal.
-Sigo sin comprender.
-¡No juegues conmigo, chiquilla! Mi paciencia en este momento no es muy grande. Sé que él estuvo aquí, en tu lecho. Pude sentir su presencia.
Xavier puede ver como la joven se queda sin palabras. Es normal, nadie, excepto el Líder y su Santidad saben de lo que él es capaz. Pero sus desarrollados instintos y sentidos llegan más allá de las paredes y de la distancia. Lo que Celine no sabe es que es imposible que alguien como ese Peter entrara en las dependencias de la Corporación sin que él se enterara.
- No se que a se refiere, mi general.
La respuesta de Xavier, esta vez, no se hace esperar. Con un simple gesto de la mano manda a Celine contra la pared y la deja allí, a dos palmos del suelo, pegada contra el cemento, con una oleada de punzante dolor recorriéndola de arriba abajo. La nariz de la chica empieza a sangrar mientras siente como unos siniestros dedos le clavaran las yemas justo en el cerebro.
-Esto no tiene porque ser doloroso, hija mía. No me importa lo que hicieras con él. Solo quiero que me des alguna información.
Celine intenta hablar pero le cuesta, así que Xavier suelta un poco el puño de hierro psíquico con el que atenaza a la chica.
-Yo no se nada, señor. Me sorprendió tanto como a usted verle, tenía que estar muerto.
Xavier vuelve a cerrar la presión sobre el cuerpo y la mente de la joven, que grita como si le estuvieran arrancando el corazón del pecho, aunque no es muy distinto lo que siente.
- Algo sabes. Muchacha. Él te contó porque está vivo y te contó quiénes son sus amiguitos alados.
Ni siquiera espera a que Celine le conteste, aprieta más la presión y aprieta más el cuerpo de la chica contra la pared hasta que de la boca de esta se escapa un chorro de sangre. No sigue interrogándola. Ya ha hecho su pregunta y solo espera una respuesta. Al final ésta llega, solo una palabra, que para Celine no significa nada, pero para él sí, Nephilim, dice ella entrecortadamente. Es todo lo que necesita. Suelta a la chica, que cae al suelo, retorciéndose de dolor.
-Gracias, capitana, eso es todo, puede retirarse –dice sin mirarla y haciendo que la joven salga volando de la habitación a través de las puertas que se cierran tras de ella solas, a cal y canto.

En la puerta principal, toda de cristal y nuevo diseño del rascacielos sede de la Corporación, una treintena de guardias armados esperan con temor algo, aunque no saben bien el qué. Los ruidos de la batalla son cada vez más intermitentes, pero cada vez también más cercanos. Incluso han oído rumores espeluznantes de ángeles combatiendo en las filas de sus enemigos. En cualquier caso, las órdenes son precisas, nadie debe entrar por esas puertas. Aunque saben que si el ejército invasor cruza la plaza, poco podrán hacer ellos. Pero no es un ejército lo que se lanza contra ellos, no, es un destello amarillento que atrona la noche con el sonido de un viejo motor a punto de estallar. Los guaridas tardan varios segundos en procesar si aquello es una amenaza o no, porque no es un tanque, ni ningún vehiculo de combate de ninguna clase lo que se dirige hacia ellos, sino un viejo y destartalado autobús escolar amarillo. Finalmente, los gritos que suelta el conductor, gritos de autentica locura, les hace pensar que, después de todo, si que es una amenaza. Y así es como comienza el tiroteo, y así es como bueno de Bridge tiene que empezar a agachar la cabeza esquivando los disparos de los hombres de la Corporación, que descargan sobre ellos toda su furia. Bridge, con los otros tumbados detrás, tiene que calcular la trayectoria a ciegas, puesto que ya no puede levantar la cabeza y espera no haberse equivocado, mientras, en un ultimo momento, piensa que tiene bastante gracia que todo dependa de su pericia para chocarse contra algo.
Pero el choque llega. Con total furia. Betsy entra como una centella amarilla en el hall del edificio llevándose por delante las dos ametralladoras pesadas que flanqueaban la entrada y a un buen número de los guardias, al mismo tiempo que hace que los demás se tiren al suelo o corran a esconderse. Finalmente, el autobús choca contra la pared del fondo el hall, donde se encuentran los ascensores y una nube de humo y polvo cubre toda la estancia. El motor e Betsy se para, como un latido agónico, al tiempo que sus dos ruedas delanteras, destrozadas, caen al suelo. Como un viejo animal, como un ser mitológico cansado ya de demasiadas batallas, cae sobre sus rodillas delanteras y se queda inmóvil, con el humo negro que le sale del motor como último aliento. La estancia se queda sumida en el silencio por unos momentos, mientras el humo y el polvo se van disipando, como si el telón se volviese a levantar. Los guardias que quedan vivos, apenas diez, se empiezan a incorporar tratando de entender que es lo que ha pasado. Pero no tienen demasiado tiempo, desde las ventanas del autobús les responde el ruido de armas de fuego y en pocos segundos todos son abatidos y otra vez el silencio se adueña de la sala. Luego unos golpes contra la puerta del autobús, que ha quedado atascada por el golpe, hasta que por fin sale disparada y cae al suelo de mármol con un gran estruendo. Bridge baja del autobús y se queda mirando el lamentable estado de Betsy. El siguiente en bajar es Johnnie, que mira desolado a lo que durante los últimos años ha sido su hogar y el del Doctor. Bridge le pone la mano en el hombro.
- Lo siento. No había otra forma de entrar.
- No te preocupes. Era un buen cacharro y siempre respondió. Ha caído como una valiente.
Acto seguido baja Helen y Martin y luego Peter, todos armados.
- Por esas escaleras de ahí –dice Peter señalando unas escaleras que descienden-. Al laboratorio debe llegarse por ahí.
Las escaleras llevan a unas puertas blindadas que no tienen pinta de poder volarse fácilmente.
- Lo que no sé es como demonios vamos a flanquear esas puertas.
- Déjamelo a mí –dice Walker, sacando un viejo ordenador portátil de su mochila-, ya me esperaba algo así.
Se acerca a las puertas y desmonta el panel donde se introduce la clave para abrirlas. Conecta el portátil al Terminal y empieza a teclear frenéticamente, con una sola mano, mientras que con la otra sujeta el portátil. Después de diez minutos en los que los demás tienen que cubrirle un par de veces de los ataques esporádicos de algunos guardias, las puertas se abren con un sonido casi místico.
- ¡Si! Soy un monstruo.
- Pues vamos, no perdamos tiempo –dice Helen introduciéndose la primera por el pasillo que ha aparecido. Detrás de ella va Peter y luego el resto. El pasillo está iluminado por luces alógenas y es de mármol blanco, lo que da una sensación total de asepsia. Todo está en silencio y Helen va llegando a un par de puertas dobles. Apunta con su arma por si algo saliera de ellas, pero de poco le sirve, las puertas se abren y una fuerza invisible la arrastra dentro como si la chica fuera una hoja de papel arrastrada por una fuerte corriente. El que más cerca está es Peter, que se lanza tras ella de un salto, desapareciendo en la oscuridad de la habitación, igual que Helen. Las puertas son cerradas tras ellos por una mano invisible y cuando Johnnie se acerca a ellas, un campo de fuerza le lanza un para de metros hacia atrás contra la pared. Johnnie se vuelve a levantar dolorido y se vuelve a lanzar contra el campo de fuerza con idéntico resultado, una vez más, es lanzado contra la pared. Cuando va a intentarlo de nuevo, hace falta que lo sujeten entre Bridge y Martin al mismo tiempo, mientras grita el nombre de Helen.
-Piensa un poco, Johnnie –le dice Martin-. Está más que claro que no podemos pasar. Busquemos otra entrada o la forma de destruir a estos malditos.
-Tiene razón, chico –añade Bridge-. Peter está con ella, no permitirá que le pase nada malo.
Walker, devorado por la rabia, se suelta de la presa de sus dos amigos y empieza a andar pasillo adelante, sin decir una palabra. Bridge y Martin le siguen, sin atreverse a rozar la puerta, ni a mirarla siquiera.

5 comentarios:

Panteira dijo...

El mejor personaje, Betsy, sin ninguna duda. Todos la lloraremos y vestiremos de luto un mínimo de 20 dias y un máximo de 2 años. Snif snif


D.E.P. Betsy

Doctor Spawlding dijo...

jajaja, y que lo digas brother. Lo que me acabo de dar cuenta es de que el cabron de Monu ha estrellado a las dos Betsys (la real, la IVECO 3, contra un camnion) y la de ficcion, el autobus, jajajajajja

Hache dijo...

Ya vuelvo a estar al día, ya se que se me ha echado en falta!

Panteira dijo...

Bueno a ver que coño pasa aquí!!?? está muy parada la cosa, oiga!!!

Doctor Spawlding dijo...

ya va, ya va, que estoy currando